Definitivamente me gusta sufrir




Y acá estoy yo a una distancia abismal, tratando de dar una palabra de consuelo. Tratando hacer que te sientas mejor, sin esperar nada a cambio. Sin embargo duele, el saber que te ofrecí tanto y que no supiste o no quisiste verlo o aceptarlo.

Me pongo una de mis mejores mascaras, sabiendo que así y todo ves a través de ella como si fuera transparente.

Trato de que no se note que sufro, hago chistes, te levanto el ánimo o por lo menos lo intento.

Y después te vas y yo me quedo masticando un montón de cosas que no te puedo decir por el simple hecho de que si las digo te alejo más.

No te preocupes dejemos que el resto lo diga el tío Joaquín:



Puedo ponerme cursi y decir que tus labios
me saben igual que los labios que beso en mis sueños,
puedo ponerme triste y decir que me basta
con ser tu enemigo, tu todo, tu esclavo, tu fiebre tu dueño
y si quieres también puedo ser tu estación y tu tren,
tu mal y tu bien, tu pan y tu vino, tu pecado tu Dios tu asesino,
o tal vez esa sombra que se tumba a tu lado en la alfombra
a la orilla de la chimenea a esperar que suba la marea.

Puedo ponerme humilde y decir que no soy el mejor
que me falta algo para atarte a mi cama,
puedo ponerme digno y decir toma mi dirección
cuando te hartes de amores baratos, de un rato me llamas
y si quieres también puedo ser tu trapecio y tu red,
tu adiós y tu ven, tu manta y tu frío, tu resaca, tu lunes, tu hastío,
o tal vez esa sombra que se tumba a tu lado en la alfombra
a la orilla de la chimenea a esperar que suba la marea.
O tal vez ese viento que te arranca del aburrimiento
y te deja abrazada a una duda, en mitad de la calle y desnuda.
O tal vez esa sombra que se tumba a tu lado en la alfombra
a la orilla de la chimenea a esperar...

Category:

0 comentarios: